En la actualidad, el lugar y la función del trabajo en la sociedad están cambiando tanto que la innovación ya forma parte de la estrategia para la competitividad, el desarrollo sostenible y el bienestar de la sociedad.
Para nosotros innovar está directamente relacionado con la supervivencia. La innovación es la palanca de crecimiento más importante con la que cuenta una compañía que aspira a crecer. La empresa que apueste por la innovación estará mejor equipada para el futuro incierto que aquella que no se plantee una hoja de ruta con espacio para ello.
Saber adaptarse a los cambios y reconocer tendencias será clave para el crecimiento y la permanencia de los negocios. En este contexto, uno de nuestros objetivos es usar la creatividad de las personas como ventaja competitiva en el mercado, porque la innovación es uno de los elementos diferenciadores que crean valor y permiten a las empresas estar a la vanguardia.
Cada organización debería obsesionarse con ese reto: que las personas no “desconecten” su lado creativo cuando entran por la puerta de la oficina.
Ahora bien, desde la experiencia que hemos desarrollado trabajando con equipos que pertenecen a organizaciones de diferentes sectores nos encontramos más veces de las que nos gustaría que el comité de dirección o el CEO no está realmente convencido de la importancia de innovar. Terminan aceptando algunas cosas por obligación o porque lo hace la competencia, pero desde luego no por convencimiento.
En el libro La Empresa Camaleón planteamos pautas para conseguir organizaciones innovadoras y equipos creativos:
Uno de los primeros pasos es aclarar con la organización que el dilema no es si innovar o no, el dilema es cómo hacerlo. A estas alturas, el verdadero reto ya no es sólo innovar sino cómo hacemos para innovar más rápido y sistemáticamente en nuestras organizaciones, lo que nos lleva a preguntarles si realmente están estos temas en la agenda de los líderes, si de una u otra manera se valora internamente como algo prioritario. En caso negativo, será un verdadero desgaste para la organización remar contracorriente.
El segundo punto clave es concretar qué es innovar para cada organización, qué esperan de la innovación, y para qué la quieren, ya adelantamos en el libro el peso que tiene el propósito y el “para qué” hago las cosas.
En este sentido, innovar no es tener una oficina a la última en diseño, no se trata únicamente de poner cosas “populares”, para crear una cultura innovadora lo que realmente se necesita es: claridad, confianza, espacio, tiempo, trasparencia y libertad.
El tercer punto para nosotros es que el cambio empieza por uno mismo, y la actitud de innovar también. Si algo hemos comprobado en nuestro trabajo como coaches es que las organizaciones cobran vida gracias a las personas.
Por un momento no pienses en tu organización, piensa en ti, ¿qué piensas de la innovación? ¿qué estás haciendo para pensar diferente, para innovar en tu día a día? ¿en qué ha cambiado tu forma de trabajar en el último año?
Muchas veces, sin darnos cuenta, nos instalamos en una rutina marcada por hábitos predeterminados y acciones aprendidas. Apagamos nuestro lado creativo en cuanto entramos en la oficina, vamos como autómatas y los días se convierten en una sucesión de jornadas demasiado parecidas.
Carlos Barrabés, empresario pionero del comercio electrónico en España y que participa en el libro con un caso muy interesante, afirma que «innovar es construir la respuesta a las necesidades de las personas del mañana, con lo cual estás cambiando la manera de hacer las cosas, por lo tanto lo que estás cambiando es el comportamiento de las personas, estás afectando a la cultura, a la forma de vivir, a la forma de estructurar una ciudad, estás afectando al futuro del mundo, estás construyendo el nuevo mundo…»
¡Motivador cuánto menos!
Te animamos a vencer la inercia que a menudo nos tiene atrapados y a entrar en ¡la era del camaleón!
Antonella Fayer & Jorge Salinas